Las increíbles aventuras del Comando IC. (Capítulo 6º)
Estamos en Valdecilla, Santander, un prestigioso hospital universitario dónde los alevines de médico experimentan a gusto con aquél que anda tocado de salud y se entrega resignado a las manos de la sanidad pública española.
Aparcamos el 4x4 robado a los sicarios en Emergencias, entre Mö y Breico me introducen a la sillita de la reina.
-¡Vaya paquetes!, podrían sacar una camilla por lo menos…
Debe ser la hora del café, porque salvo una cola de espera de treinta y siete venerables ancianitas, allí solamente está una secretaria (o celadora, o auxiliar, o enfermera, o lo que sea) con pinta de estirada y gafas de culo de botella luciendo un rictus amargo y desagradable en su fea boca.
Mientras nos aproximamos a ella, nos mira con cierto desdén por un instante y luego vuelve su vista a la revista “Hola” de turno, como si no nos hubiera visto.
Llegamos a su altura y Breico habla:
-Buscamos al Dr. Gallum.
La tía no se digna a levantar la cara siquiera de la revista, nos espeta con una desagradable voz estridente de grajo:
-Cojan el tiquet y pónganse a la cola, esperando su turno como todo el mundo.
Mö recoge el tiquet “47”, y acto seguido dirige una elocuente mirada hacía el cartel luminoso colgado del techo: “3”.
-A ver señorita – dice Breico, armándose de paciencia – le he dicho que buscamos al Dr. Gallum.
La celadora, auxiliar, enfermera o lo que sea, emite un sonido similar a un “buf”, que bien se puede interpretar como síntoma de hastío, cansancio, aburrimiento, sopor, insatisfacción de índole sexual o cualquier otro vocablo relacionado con la impertinente insolencia de la que hacemos gala al preguntarle a ella: una puñetera celadora, auxiliar, enfermera o lo que sea, sentada detrás de un mostrador sobre el que descansa un letrero con una “i” gigante de información … La chica deja lentamente la revista sobre el mostrador y se dirige hacia Breico elevando el tono de voz, haciendo de su desagradable gorgojeo algo cuasi-intolerable para mi ya derrumbada paciencia:
-Vamos a ver si me explico bien que a lo mejor es que no me entienden: Cojan el tiquet y pónganse a la cola, esperando su turno como todo el mundo.
Segunda vez. Esto es demasiado para mí. Aparto a Breico delicadamente y apoyándome en Mö me inclino hacia delante sobre el mostrador para susurrarle a nuestra amable “lo que sea” unas palabritas:
-Vamos a ver, hijísima de la gran puta mal follada –hago una pausa y vocalizo bien las palabras para que se me entienda- ¿cuantas veces me tengo que cagar en tu puta madre para que nos digas donde podemos encontrar al Dr. Gallum en este hospital de mierda?
La mujer se echa hacia atrás espantada, empieza a boquear y da la sensación de que se está quedando sin aire.
-La has acojonado-dice Breico.
-La está bien – sentencia Mö.
Un tanto frustrados iniciamos la búsqueda por nuestra cuenta, la última referencia fiable del Dr. Gallum data su ubicación precisamente en urgencias, así que no puede andar muy lejos, o por lo menos esos nos decimos cuando empezamos a inspeccionar por nuestra cuenta…
Quince infructuosos minutos pasan desde el incidente con la secretaria cuando aparecen 4 guardias de seguridad armados con porras.
-Siempre igual- dice Mö sin cambiar la expresión de su rostro.
Aunque esta vez no hace falta pelear. Cuando mostramos el arsenal del que disponemos, uno de los seguratas vacía impotente el contenido de su vejiga para tratar de salir corriendo junto al resto de sus compañeros.
La última puerta por abrir, hemos recorrido urgencias de arriba abajo y solo queda una habitación que inspeccionar.
-Está ahí dentro, seguro.
Patada en la puerta: la imagen nos deja descolocados por unos segundos y tardamos en reaccionar: Sentada sobre una camilla con sábanas blancas un hermoso ejemplar de hembra humana está siendo inspeccionado por el Dr. Gallum. Uno de sus pechos turgentes, descansa sobre la mano “profesional” de nuestro antiguo compañero que la escruta con el ceño fruncido aparentemente muy concentrado en su labor.
Cuando se percata de nuestra llegada y sin retirar la mano del pecho nos saluda:
-¡¿Qué pasa chavales!?- nos saluda con una amplia sonrisa, mastica chicle.
-Galo, paquetorrock- dice Breico algo incómodo por la situación.
Gallum recuerda la presencia de su bella paciente, titubea y al cabo le dice:
-Eh… bueno, señorita, decididamente parece ser que no encontraremos la causa de sus migrañas en sus pechos, pida cita para la semana que viene y podremos indagar más a fondo en su… eh… problema. Hemos acabado por hoy. – retira la mano del pecho.
Por fin, lo hemos logrado, ahora Gallum podrá curarme la herida, me empiezo a marear , antes de desfallecerme debido a la pérdida de sangre tengo tiempo de decirle a Mö: “no dejes que me corte la pierna…”. Oscuridad.
(Continuará)
3 comentarios:
vaya descojono la escena... oye, entre precuelas, secuelas y la propia historia oficial ya se puede juntar en un libro todo... xD
"2ª vez. Esto es demasiado para mí" XDDDDDDDDD. Genial.
Fiel retrato de la eficacia de la seguridad social, la diligencia y profesionalidad del funcionariado, y la vocación y rolleteos varios del personal del hospital.
DDDDIIIIIOOOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSS!!!!!
Tremendos y con calidad literaria y todo. Voy a tenerme que poner a leer o algo para poder escribir en condiciones XD
Genial.
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