jueves, 31 de mayo de 2007

El Manifiesto Campurriano, Capítulo 3º: Campurria Nación

Del Manifiesto Campurriano
Artículo 1º: Campurria se constituye en un estado libre y republicano, un estado que propugnará como valores fundamentales el colegueo y el buen rollismo entre todos los coleguis.
Artículo 2º: La soberanía nacional reside en el PIC cuyos poderes se materializan en la persona del Gran Colegui, mentor, faro, portador de conocimiento, rockero.


Y ese mes, el primero de otoño, de los árboles brotaron hojas y de las hojas flores, tal era la dicha de las plantas en toda la geografía campurriana. Tan épico fue el fenómeno que desde entonces, en la república del PIC, comienza oficialmente la primavera el 23 de septiembre.
-¡GRAN-CO-LE-GUI! ¡GRAN-CO-LE-GUI!-bajo el primaveral cielo de octubre, cientos de campurrianos ovacionan al Gran Colegui y a sus Súpercoleguis en la plaza del ayuntamiento de la capital campurriana, Coleguiburgo, en tiempos de la represión, Reinosa. En el otrora escenario de la primera batalla campal entre las heroicas fuerzas campurrianas y las fuerzas de represión coloniales, en el punto donde el pueblo derrotó a los opresores.

-¡Coleguis Campurrianos!-El griterío fue ensordecedor cuando el Gran Colegui tomó la palabra-¡Que este sol de justicia alumbre vuestros corazones y el de las generaciones venideras! ¡Por fin somos libres, el yugo de los tiranos, no se carga ya sobre nuestras espaldas!-el gentío, se volvió loco, las mujeres se postraban de rodillas y lloraban de felicidad, los hombres se abrazaban y gritaban, el Gran Colegui extendió solemnemente sus brazos exigiendo silencio- Pero no todo lo que brilla es oro, queridos coleguis, el tirano nos ha dado la libertad a nosotros, pero aquí no estamos todos los que somos… No queridos coleguis… no. Porque Campurria no es la simple comarca que acotaron los tiranos siglos atrás, Campurria se extiende al norte, hasta los puertos de mar de Santander, Castro y San Vicente, al sur, hacia los campos de trigo de la meseta, al oeste hasta las minas de carbón de la mal llamada Asturias y al este, hasta las tierras donde hoy se levantan las industrias que por derecho nos pertenecen. Campurria, queridos coleguis, no descansará hasta que la totalidad del suelo que la historia nos avala regrese a manos de sus originarios propietarios. Esto no es una amenaza, es una advertencia.

Embriagada por el júbilo (y por las botella de vino que Toñín repartió entre los asistentes antes del acto) la audiencia se disolvió, regresó a sus casas, a contarles a sus hijos sobre la grandeza de Campurria y sobre todo el daño que generaciones han sufrido sumisas.

Palacio de la República (Ex Ayuntamiento)

¡Y yo digo que esa fuerza es insuficiente!-terció airado Cuéntin. Sobre la mesa de reuniones se ha reunido un gabinete de guerra, preside el Gran Colegui y los súpercoleguis discuten. Por un lado, Cuéntin, como responsable de asuntos exteriores y seguridad exige más presupuesto militar para la acción que el Gran Colegui ha propuesto, será una demostración de fuerza para ganarse el respeto de los vecinos y situar a Campurria en una situación de privilegio frente a futuras negociaciones. Frente a él, Tomás, como vicecolegui y tesorero rebate impasible:

-Querido súpercolegui Cuéntin, el presupuesto de Campurria es muy limitado, debes ser consciente de ello, somos una nación joven, los iraníes nos han hecho una muy buena oferta, es verdad, pero no podemos adquirir tanto material como pretendes.

-¿Pero vamos a ver?-terció Toñín por primera vez-¿De verdad creéis que tres tanques son suficientes para conquistar Alemania?
-¡De ninguna manera, Tomás, eres un maldito loco, como mínimo necesitamos cinco!
El Gran Colegui, intervino:
-Cuatro serán los tanques que formarán el ejército de ocupación. Toñín, te nombro Súpercolegui en jefe, recluta veinte pococoleguis (soldados en cristiano), confisca el camión de Leoncio el chatarrero y marcha con la frente bien alta, las campanas repicarán a tu paso, las mujeres os lanzarán rosas y lloraran vuestra ausencia, marcha valiente, vuelve victorioso, tráeme a Alemania bajo el brazo. Comprobarán nuestra fuerza, toda la península temerá nuestro nombre y se doblegará ante nuestras exigencias.

Dos días después, primera noticia del ejército de invasión campurriano

-¿Dónde demonios están esos tanques?-Cuéntin estaba nervioso y crispado, le rugía al auricular de su teléfono. La voz llegó desde el otro lado, levemente ahuecada y distorsionada.
-Mi Súpercolegui, ha sido un estrepitoso fracaso, en estos momentos el SuperColegui está preso.
-¡No puedo creerlo!, ¿Toñin preso?, ¡oh!, dios mío, ¿quien ha sido? ¿Los alemanes? ¿Y el ejército? ¿Cómo es posible?
-No señor, ha sido la guardia civil de tráfico.
-¿Qué, qué?
-Si súpercolegui, le cuento, a la altura de Oriñón, pasando Laredo, nos quedamos sin gasolina con tan mala suerte de que se nos cruzara la pareja de motoristas, total, que le hicieron soplar al Súpercolegui Toñín. Imagine nuestra sorpresa cuando casi parte el alcoholímetro, dio dos y medio.
-¿Y dónde lo han llevado?
-Al cuartelillo mi súpercolegui, al cuartelillo, aquí le estamos esperando, a ver si sale.
Cuando Cuéntin colgó, se llevó las manos a la cabeza, la invasión no había resultado, debía comunicárselo al Gran Colegui con urgencia.
-Ya lo dije yo, con tres tanques nos hubiera llegado la gasolina y ahora Alemania sería nuestra.-Tomás argumento sin mover un músculo de la cara.
-Es tarde para lamentaciones, algo hemos aprendido de este revés, a partir de ahora, nos limitaremos a conquistar los territorios que tengamos cerca. Aún así, no hoy, ni mañana, pero algún día, tomaremos Alemania.

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