jueves, 22 de marzo de 2007

It's not the end - Comando IC: La secuela

PRÓLOGO

Era un día de esos de verano en los que, cuando agachas la cabeza, te acuerdas de por qué los topos viven bajo tierra. Bajo las zapatillas sudadas, las piedrecillas del parque yermo y humeante chasqueaban perturbando el silencio que apenas podía vivirse en esa época del año, lejos del mundanal berrinche de autobuses de metano y aeromotos deslizándose de aquí para allá.
Las escaleras del metro eructaban un hedor a plástico carbonizado, y no era para menos. Abajo, un vagabundo recogía, previa exhaustiva y meditada selección, ejemplares de prensa gratuita. “La gente de Madrid, entre las más felices del mundo” rezaba un titular que ocupaba más de media portada, al igual que se reza “paz y amor a los hombres que ama el señor”. Bajo las líneas, la foto de un Gallardón octogenario que apenas podía tenerse en pie, vestido con el traje militar de siempre, repleto de galones.
En la estación, el personal de taquilla pasaba las horas dibujando espirales sobre una hoja ennegrecida de rutas. La interminable cola de primeros de mes había dejado paso al hastío más absoluto y los vagones iban y venían apenas con gente.
La línea 3 estaba de nuevo cerrada -como cuando me fui de esta puta ciudad-, pensó. La única opción de llegar a su destino bajo tierra era realizando tres trasbordos. Tiempo estimado 45 minutos. Temperatura exterior estimada 45º. Hora estimada, 14:45 del 4-5-2045.
Hacía ya dos meses que el invierno nuclear había dado paso al verano radiactivo. Las ratas paloma habían abandonado sus nidos y en el interior de los túneles de metro tan sólo podían distinguirse lo que en su día fueran objetos de la vida cotidiana: paraguas, maletas con ruedas, neumáticos de motos terrestres y una larga ristra de extraños utensilios cuyo nombre hoy día ni aparece en los diccionarios.
Tras la guerra separatista de Madrid, que enfrentó a la social democracia ortodoxa local con los anarquistas de extrema derecha de Castilla, todo había dado un vuelco. Todo.
Él ya rondaba los 65 tacos y su cabello gris rizado era fiel reflejo de la vida que había tenido hasta que todo cambiara, ya casi 40 años atrás.
A dos calles, quiosco a mano derecha, soportal y tercera puerta, pisos séptimo y ático. Ahí le esperaba, sin saberlo, su socio. Era una visita inesperada, pero alguna especie de mecanismo oculto en su mente le había puesto alerta de la proximidad de su colega, la temible criatura Mö. Mientras éste último callejeaba Hortaleza maldiciendo cada persona, árbol y objeto inerte que cruzaba por su camino, se dijo a sí mismo lo mucho que le recordaba la situación a la vivida casi 40 años antes, cuando Mavros y “el tonto de Ceporro” fueran en su búsqueda. Cuando todo aquello empezó.
No menos de tres años hacía que no se veían en persona, a la vieja usanza. Desde que allá por 2025 se gestara en los Laboratorios 7 de MöLabs el Dispositivo de Telepresencia Móvil, o teleMö (teleMö y MöLabs son marcas registradas por M-CLS Consortium Group, BV) todos los encuentros se habían realizado en teleconferencia holográfica, junto con los otros dos integrantes del grupo. El tercero en discordia, un viejo amigo y socio en los primeros tiempos, era ahora productor de varios sellos discográficos, entre ellos los dos con mayor cuota de mercado, y seguía componiendo su propia música desde su estudio privado.
Así es como habían conseguido un reportaje en el diario local, como ya lo hiciera un puñado de meses antes Mavros. Éste se había dedicado desde el final de la guerra a la especulación inmobiliaria, tras la explosión de la burbuja y el crash de las bolsas mundiales en el 2029. Por otra parte, también había sido parte interesada en la reconstrucción de viales e infrastructuras civiles al acabar el contencioso. Pese a que había conseguido amasar una fortuna, no podía compararse ni por asomo con sus otros tres compañeros de faena, varios órdenes de magnitud mayor. El incipiente mundo de la metatecnología los había hecho jodidamente ricos.

This is fucking Mö, fucker” había permanecido 20 semanas en lo más alto de las listas musicales, hasta ser desbancado finalmente por “No hay en el mundo un Frasco como mi querido Frasquito” y caer en el olvido. El estribillo de la canción resonaba en la cabeza de Mö según daba un paso, y otro.


This is Mö
This is Mö
You suck, fucker
Fuck fuck fuck
H
M
Fuck all the fucking universe!




Pulsó el timbre con su dedo índice, a la vez que dos rayos rojos, casi inapreciables por el ojo humano, barrieron las huellas dactilares inexistentes. Tantas horas usando el teclado y el ratón (no había logrado acostumbrarse a “esa puta mierda” de control personal por ondas cerebrales), que carecía totalmente de rugosidades en los dedos. Dos pitidos y una luz verde precedieron a la apertura de la puerta de seguridad.


- Pero… la virgen! – se sobresaltó expulsado de su silla de cuero falso como si le hubieran metido un objeto romo y frío por el ano.

La puerta corredera le dió paso, mientras una voz femenina anunciaba su entrada. “Temible criatura Mö, bienvenido a los Estudios 2 de Cylsys”.

- ¡Que cojones Cylsys ni que pollas varias, paquete. No nos llamamos así ya… desde… ni me acuerdo. Mö Technologies!, una….
- Sí, sí, una compañía de Mö-CLS Consortium Group –le interrumpió-. Lo repites hasta la saciedad.
- Que te den.
- Bueno tío, o sea,… ¿cómo cojones has llegado hasta aquí? No he escuchado tu aterrizaje en el helipuerto del ático.
- Porque he venido en Metro mamón.
- Pero… ¿tú estás loco?
- ¿Qué? – Mö se encogió de hombros, apretando como un grano gigante su chepa, labrada durante años de postura fetal frente a la pantalla.
- Tienes suerte de estar… ¿intacto?

La radiación remanente tras el conflicto bélico y la contaminación extrema habían causado que Madrid acabara siendo el nido de putrefacción y enfermedades que siempre había sido, con una excepción. Sus habitantes, genéticamente caracterizados durante decenios por su bajo coeficiente intelectual, se habían transformado en mutantes. La promiscuidad inherente de la mayor parte de madrileños, de origen inmigrante y homosexual medio siglo atrás, habían acelerado el proceso de mutación y selección antinatural.
Afortunadamente, la metralla que alcanzó a nuestra temible criatura durante la batalla final del histórico Comando IC, amplificada por el impacto del incesante flujo de rayos catódicos y ondas hertzianas sobre su cuerpo, bien lo hubiesen hecho pasar por madrileño castizo, de pura cepa. De los que escupen con el palillo en la boca restos de Brandy Soberano y tropezones de tabaco de mascar.

- Bueno tío, me alegro de verte. Te veo como siempre.
- Jódete.
- Bueno, venga, en serio… - esbozó una sonrisa de oreja a oreja mientras miraba a los ojos de Mö, que pronto reflejaron la preocupación de la noticia que estaba a punto de comunicar.
- Bueno, eh… -resopló mientras se limpiaba sus gafas-… dime que aún conservas ese cacharro con Windows 98… necesito que te pongas manos a la obra.
- ¿Cómo?
- Un puto subnormal nos ha robado el core del Mö-III.
- No… jodas –los ojos, del tamaño y la textura de dos huevos fritos miraban atónitos.
- Y en este momento no tenemos nada… todo está en manos de un grandísimo hijo de la gran puta –puso especial énfasis en esto último-. ¡¡¡Me cago en todo el puto universo!!!
- Pfffff… lo sabe Ceporro?
- Paso de decírselo aún, vendrá con el rollo de “te lo advertí, blablabla”.
- Ya…
- Solamente se que el idiota como-cojones-se-llame ha usado tecnología de cuando Mavros tenía pelo. Sólo un maldito enfermo obsesionado por los cacharros inútiles del siglo pasado puede averiguar qué pollas ha pasado.
- Y ese soy yo, supongo. Me cago en la puta –suspiró-, es hora de poner los huevos sobre la mesa. ¿Dónde habré dejado mi unidad externa VHS-Digital?

La temible criatura Mö sonrió por primera vez en lo que llevaban de año mientras chasqueaba los dedos, con el gesto de quien tiene todos los ases bajo la manga.

(Continuará)…

9 comentarios:

Mavros dijo...

jajajajaja brutal

Chush dijo...

Calla, que me hiciste cambiar a última hora un par de cosas, al describir a Mö como un magnate del porno.

dijo...

Faltan datos importantes!

Espero esa explosión nuclear haya sido causada por Mö! y ¿cuántos madrileños dejaron de infestar la tierra con su presencia con ella?

;D

Ceporrock dijo...

jajajajja, buenísima xd

Gallum dijo...

Os olvidais de dos criaturas más que sobrevivirían a las incesantes oleadas de radiaciones ionizantes, además de las ratas y las palomas: las cucarachas y los torrelaveguenses (con todos mis respetos para ellos, pero SNIACE os ha hecho tolerar todas esas minucias que alteran la doble cadena de ADN).

dijo...

Gallum también debe sobrevivir o no podría seguir odiándole gravemente y más que a los demás.

Chush dijo...

En la siguiente entrega de "It's not the end, Comando IC: La secuela".
Pero antes, esperemos a un nuevo y apasionante relato de la memorable saga "Comando IC".

Mavros dijo...

Si señores, me tengo que poner, la siguiente el doc Gallum hará aparición. Y Chush, ando como loco buscandote un sitio. Denme tiempo que estoy liado con los exámenes.

dijo...

Buena excusa Mavros, pero creo q no cuela xD