ref0ck

Ignoro por completo la razón por la cual hay días en los que la inspiración, tal vez el estado de ánimo o eso de lo que carezco siempre que una chica se encuentra en un radio menor o igual a 5 metros, vuelve fugazmente.
Día de frío y lluvia en la capital del reino, palabras inconexas que se unen y me encuentro a mí mismo escribiendo mentalmente una, dos o cinco entradas en el MöBlog. Ref0ck! si tuviera un portátil aquí mismo, me detendría bajo la lluvia ante las miradas atónitas de estúpidos viandantes y comenzaría a postear.
Puede que algo tenga que ver mi reciente liberación del yugo laboral, puede simplemente que la componente hormonal afecte ya de lleno a mi sistema neurológico, puede que esa amante de tan sólo cinco dedos ya no sea suficiente y de forma natural todas las aguas vayan a su cauce. Como la cabra que tira al monte. Puede.
Sea como sea, mientras esperaba sentado en el metro he decidido dejarme barba. Los mayores pensadores de la historia la tenían. Y también los típicos gordos solteros, la mayoría maricones, suelen llevar una bien poblada, para que así nadie se les acerque. Cosa que también me permitiré es cesar mi lucha ante lorzas in crescendo que año tras año amenazan sin razón en chafarme los inexistentes ligues veraniegos, otoñales, invernales o primaverales. Por lo que unido a la genéticamente impuesta caída del cabello me convertiré en un pestilente gordo soltero y calvo. Será entonces cuando igual me haga heavy.
Todo esto tendrá lugar espero, lejos de Madrid, de su ruido, de sus muchachas lozanas provinientes de todas y ninguna parte y de las prostitutas regastadas a quienes no les importa insinuarse a un joven sacerdote por un café caliente y un periódico usado.
¿El destino? Esperaba leerlo o descifrarlo en las locas aventuras del Comando IC. Sin embargo, pese a las inclinaciones con respecto a mi paradero, nada queda claro.
¿Las razones? Ninguna, y todas. Y al revés. Posiblemente forzado por mi tetraplejia social, o que simple y patéticamente igual da trabajar aquí que allá. Gracias a la pandemia de kebaperías que sufre Europa, nunca pasaré hambre.
¿La duración? Indefinida, sin carácter retroactivo.
Echaré de menos la gran ciudad, sus tardes otoñales pegado a una hoja sobada con un sudoku a medio hacer, leyendo una y otra vez el mísmo capítulo del mismo libro que nunca acabaré, o visualizando las descargas de Internet que a paso incesante cabalgan hacia un mundo más justo, donde no sólo unos pocos agraciados pueden contemplar lo que otros vienen a tachar de blasfemo, pornográfico o estridente.
Siempre que aquellas personas sigan pensando de mí que soy un gilipollas, y que haya otras sin embargo que veneren mis artes aunque en rara ocasión de forma presencial, siempre que tenga que escuchar lo que se opina de mí sin haberlo pedido, o tener que decir lo que opino sin que yo quiera, entonces, ahora, luego y siempre llevaré colgado de la solapa un enorme emoticono rojo, cual contacto sin admisión.
Del Mö Blog qué decir, ninguna visita reseñable en los últimos dos meses, ninguna voz amiga pero, sin duda, algún que otro ojo para ver qué se cuece. Como cuando se entra en Internet, se ve a los amigos y no se les dice nada. Ahí están, siguen siendo amigos y seguro que dentro de 6 meses cuando me aburra de hacerme pajas, me responderán gustosos a quedar para unas cañas.
Con el ánimo que me caracteriza, un último esfuerzo de ref0ckear tFMB, puede que desde lejos con fotos de parajes inertes, o poblados de gente desconocida. Y alguna que otra autofoto con un árbol o -si hay suerte- el culo de una rubia arrogante por detrás. Hasta entonces, si no antes,

Chus [[ (abre corchete, abre corchete)